El proceso general de comunicación contiene elementos que permiten
establecer la transferencia de información desde que el comunicador emite el
mensaje hasta que se produzca la retroalimentación. En este sentido, Gibson, Ivancevich
y Donnelly (2005), “describen cinco elementos en el proceso de comunicación: el
comunicador, el mensaje, el medio, el receptor y la retroalimentación” (p.
451). Partiendo de lo planteado por el autor, el proceso de la comunicación se
da efectivamente cuando se emplean todos sus elementos, de faltar una de ellos
se rompe la comunicación.
Por otro lado, Robbins y Decenzo (2001), “describen el proceso con siete
elementos: origen de la comunicación, codificar el mensaje, el mensaje, el
canal, decodificar el mensaje, el receptor y la retroalimentación. En tal
sentido, la tarea del gerente de la organización es poner en práctica cada uno
de estos procesos de una manera efectiva y eficaz que permita establecer en la
organización una buena comunicación entre sus miembros, y en consecuencia,
fortalecer la cultura de la organización de manera tal que se logre un clima
organizacional favorable por lo tanto, se pudiera decir que la comunicación es
un proceso o un flujo, en el cual se establece la transferencia y la
comprensión del significado necesario para la transmisión de cambios, proyectos
y planes que la organización amerite para su funcionamiento.
El COMUNICADOR (EMISOR)
Dentro del proceso de la comunicación se encuentra inmerso un elemento
indispensable para el desarrollo del mismo, este elemento no es más que el
comunicador o emisor quien cumple con la función de transmitir de una forma
clara lo que se persigue lograr, para ello, el comunicador debe poseer
habilidades y competencias que le permitan que el mensaje que transmite llegue
sin ninguna distorsión a todos los miembros de la organización.
En el marco del trabajo organizacional, el comunicador, el emisor o la
fuente es un empleado con ideas, intenciones, información y un propósito de
comunicación. Es el que indica la comunicación. Según, Chiavenato (2001) “es el
que emite o provee los mensajes por intercambio del sistema. El emisor crea una
idea o escoge un hecho para comunicarlo lo cual pasa a ser el contenido de la
comunicación, es decir, el mensaje con determinado significado. El emisor
organiza su idea o mensaje, mediante una serie de símbolos, señales o códigos
para comunicarlo a otras personas” (p. 325). En tal sentido, en el ámbito
educativo un gerente como comunicador debe valerse no solo de la palabra para
transmitir sus ideas debe utilizar, símbolos, señales y gesticulaciones para
ser más efectivos el mensaje que quiere comunicar.
LA CODIFICACIÓN
Dado el comunicador, debe ocurrir un proceso de codificación cuando se
traducen las ideas del comunicador en un conjunto de símbolos sistemáticos, es
decir, la codificación se presenta cuando el emisor traduce la información que
transmitirá en una serie de símbolos. Tal como lo expresan Gibson, Ivancevich y
Donnelly (2005), “la función de codificación es proveer una forma en que las
ideas y los propósitos pueden ser expresados como un mensaje” (p.452), por lo
que la fuente inicia un mensaje al codificar un pensamiento.
En la codificación el emisor determina el método de transmisión a fin de
determinar que palabras y símbolos pueden organizarse en forma acorde con el
tipo de transmisión. Una conversación donde ambas partes intervienen
activamente, por ejemplo no se organiza de la misma manera como la de un
memorándum por escrito. En tal sentido, la codificación es el procesamiento de
toda la información emanada de la fuente, para luego ser condensada en un
mensaje que refleje su propósito e intención y que sea fácilmente decodificadle
para el público al que va dirigida.
En consecuencia el propósito de la codificación es la comunicación, es
decir, el emisor trata de establecer la reciprocidad de significado con el
receptor eligiendo los símbolos, por lo general en forma de palabras y gestos,
que en opinión del emisor tiene el mismo significado para el receptor y lo
ayudan a la interpretación del mismo. Sin embargo, existen cuatro condiciones
que afectan el mensaje codificado: la habilidad, las actitudes, el conocimiento
y el sistema sociocultural.
La codificación también incluye la evaluación por parte del emisor, la
mejor forma para la transmisión de la información, al igual considera el
ambiente o contexto donde se desenvuelve el emisor, la educación personal, las
relaciones interpersonales, los conocimientos y la experiencia de las personas
que comparten el mensaje, por ejemplo el docente decodifica el mensaje de una
forma diferente a como lo decodifica el personal obrero o un miembro de la
comunidad.
EL MENSAJE
Luego de los elementos antes mencionados, entra en juego el mensaje
quien tiene toda la carga de la información, puesto que lleva todo lo que se
quiere transmitir, por lo tanto, debe ser claro, preciso y concreto, de tal
manera que todas las personas que lo reciban lo entiendan de la misma forma, es
decir, le den el sentido que realmente tenga y la den el mismo significado. En
consecuencia, el gerente de la organización debe utilizar apropiadamente los
signos y símbolos para no generar confusión o distorsión en el mensaje.
El resultado del proceso de codificación es el mensaje, Tal como lo
señala Robbins (2000), “el mensaje es el producto físico real de la fuente
codificadora” (p.313). Asimismo, el código o el grupo de símbolos que se usa
para transferir el significado, el contenido y las decisiones que se toman para
seleccionar y ordenar tanto la codificación como el contenido afectan el
mensaje. Entonces, el mensaje es lo que el individuo espera comunicar al
recepto.
En tal sentido, el mensaje puede considerarse como la comunicación
propiamente dicha, ya que, es lo que se quiere transmitir bien sea de forma
oral o escrita, es decir, de manera formal o informal, el mensaje puede ser
captado más fácilmente por el receptor, cuando el comunicador que está haciendo
uso de la palabra, lo acompaña con gesticulaciones, que permiten al mismo
tiempo establecer un clima de cordialidad y respeto entre los participantes del
proceso de comunicación.
EL CANAL
Es el medio por el cual viaja el mensaje, también representa el espacio
intermedio entre el emisor y el receptor que generalmente constituye dos puntos
distantes. De igual modo, lo afirma Koontz y Weihrich (2004) “la información se
transmite por un canal que une al emisor con el receptor. El mensaje puede ser
oral o escrito y se le puede transmitir por medio de un memorando, una
computadora, el teléfono, un telegrama, un correo electrónico, televisión y
otros medios” (p. 595).
Asimismo, el canal lo elige la fuente y ésta debe determinar cual canal
es formal e informal. A decir de Robbins (2000), “el cual establece que los
canales formales están constituidos por la organización y transmiten los
mensajes que atañen a las actividades relacionadas con el trabajo de los
miembros, esto tradicionalmente sigue la red de autoridad dentro de la
organización.
En muchas ocasiones el canal o medio es un elemento negado del proceso
de comunicación. Frecuentemente los gerentes no consideran adecuadamente el
impacto de la elección del canal con relación a la efectividad de la
comunicación. Sin embargo, la selección del medio apropiado puede tener un gran
impacto en la eficiencia de la comunicación, incluso en el desempeño organizacional.
EL RECEPTOR
Para que el proceso de comunicación se complete, el mensaje debe ser
decodificado para que sea relevante al receptor. Es decir, el mensaje va
dirigido a una persona, llamada receptor. No obstante, entes de que éste pueda
recibir el mensaje tendrá que traducir los símbolos para que le resulte comprensible.
Es decir, tendrá que decodificar el mensaje.
Así como la persona que codificó el mensaje dependía de sus habilidades,
actitudes, conocimientos y sistema sociocultural igualmente el receptor
dependerá de ellos. Según Gibson, Ivancevich y Donnelly (2005), “plantean la
decodificación como un proceso mental del receptor, involucra la
interpretación. Los receptores interpretan el mensaje a la luz de sus propias
experiencias y marco referencial” (p. 453). De modo que, mientras más temprano
sea el mensaje decodificado por la intención deseada por el comunicador, más
efectiva será la misma.
Por consiguiente, en el desarrollo del proceso comunicacional si el
emisor o fuente es muy hábil para hablar o escribir, entonces el receptor debe
igualmente ser hábil para escuchar y leer, y los dos tienen que ser capaces de
razonar. Es así como la comprensión debe estar presente tanto en la mente del
emisor como del receptor. Y ponerla en práctica en la marcha de los proyectos,
objetivos, a fin de establecer un proceso claro y eficaz de comunicación que
facilite la retroalimentación de proceso, y por ende el logro de las metas
propuestas.
No todas las personas que desempeñan el rol de receptor tienen la misma
capacidad, conocimiento y habilidad para decodificar el mensaje que se ha
emitido por la fuente, en este caso cuando la fuente es el gerente de la
institución educativa debe ser muy cuidadoso con las palabras que utiliza de
manera tal que pueda ser entendido con la intención con la cual a sido enviado,
por lo tanto el representante que esta haciendo de receptor aunque no posea
experiencias, habilidades, conocimientos es capaz de entender sin ninguna
dificultad el mensaje, estableciendo una comunicación efectiva entre los
miembros de una organización.
LA RETROALIMENTACIÓN
Cuando el proceso de comunicación se establece en una sola vía no
permite la retroalimentación del comunicador al receptor. Tal como lo afirma
Robbins y Decenzo (2002), el último elemento del proceso de comunicación es el
eslabón de la retroalimentación. “Cuando la fuente de la codificación
decodifica el mensaje que ha codificado antes y cuando el mensaje vuelve a
entrar en el sistema, entonces habrá una retroalimentación” (p.378). De acuerdo
a lo planteado por los autores la retroalimentación es de suma importancia para
el proceso comunicativo dentro de las organizaciones, permitiendo esclarecer
dudas entre los miembros y establecer un clima de confianza entre ello.
Del mismo modo, la retroalimentación servirá para constatar si se ha
conseguido transmitir el mensaje tal como se presentó y fue entendido por el
receptor. Es así como, un retorno de retroalimentación entrega el canal para la
respuesta del receptor que habilita al comunicador a determinar si el mensaje
ha sido recibido y si ha producido una respuesta intencionada. No obstante,
nunca se puede estar del todo seguro si un mensaje fue eficazmente codificado,
transmitido, decodificado y comprendido hasta confirmarlo por medio de la
retroalimentación.
La retroalimentación es la verificación que el receptor captó el
mensaje; es decir, la verificación de que efectivamente se produjo la
comunicación. Organizacionalmente, la retroalimentación promueve la motivación,
orientando a los empleados hacia lo que van a hacer y señalándoles la vía a
tomar para mejorar su desempeño. En consecuencia, la retroalimentación conduce
a una mejor actuación y una buena actitud más positiva en el desempeño.
EL RUIDO
Existen elementos como el ruido que no permiten que el proceso de
comunicación sea eficaz y efectivo dentro del proceso de las comunicaciones,
generando muchas veces conflictos entre los miembros de la misma, perdiendo el
sentido de lo que se quiere transmitir, pueden marcarse dentro de las barreras
comunicacionales, ya que, el mismo no permite que haya fluidez en el proceso
comunicacional.
En el marco del trabajo de la comunicación humana, el ruido puede
aceptarse como el factor que distorsiona el mensaje intencionado y puede
ocurrir en cada uno de los elementos del proceso. Así como lo señala Chiavenato
(2001) el ruido: “Es una perturbación indeseable que tiende a distorsionar y
alterar de manera imprevisible los mensajes transmitidos. El concepto de ruido
incluye las perturbaciones internas, presentes a lo largo de los diversos
componentes del sistema, como el caso de las perturbaciones en el transmisor
(voz ronca o vocalización defectuosa, teléfono cruzado, carta ilegible, etc.) o
en el receptor (sordera, dificultad de lectura, etc.). Por otra parte, la palabra
interferencia sirve para denotar una perturbación externa del sistema, que
influye negativamente en su funcionamiento ( ambiente bullicioso, distorsiones,
oscuridad, etc.). (p. 330)
Si bien es cierto, en todo sistema de comunicación siempre existe algún
grado de ruido, y puede ser evidenciado a través del ambiente, la codificación
con símbolos ambiguos, la falta de atención y comprensión, y por supuesto el
lenguaje, siendo este último un factor muy importante en la comunicación, no
sólo la expresión verbal y escrita sino también la postura y los gestos pueden
producir ruido y entorpecer la comunicación.
En tal sentido, es importante destacar que la comunicación debe valerse
de todos los tipos y elementos de la comunicación para fortalecer la cultura propiciando
la motivación, generando la participación y creatividad en el proceso y por
consiguiente consolidar un clima organizacional favorable donde se evidencie la
satisfacción de todos sus miembros y al mismo tiempo conduzca al éxito de la
organización.
Por lo tanto, el ruido es uno de los elementos distorcionadores de la
información y en consecuencia genera malestar entre los miembros ya que, la
información no llega con la efectividad con que fue emitida, en tal sentido el
gerente debe poner en práctica habilidades y destrezas que le permitan
disminuir o eliminar de ser posible dicho elemento.
En consecuencia, el ruido se convierte en una barrera de la comunicación
que entorpece el proceso comunicacional de las instituciones generando en las
mismas malos entendidos, disgustos discusiones innecesarias que no conducen a
nada; por lo que los miembros de las organizaciones deben ampliar las
estrategia comunicacionales a fin de no darle cabida a este elemento dentro de
las mismas.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
Chiavenato, I (2001) Administración, Procesos
Administrativos. McGRAW HILL Interamericana. Colombia
Gibson, J.; Ivancevich, J.; Donnelly J (2005).
Organizaciones. Comportamiento. Estructura y procesos. México. Editorial
McGraw-Hill.
Koontz, H. y Weihrich, H. (2004) Administración
una perspective integral. McGRAW HILL Interamericana México.
Robbins, S. y Decenzo, D. (2002) Fundamentos
de Administración. Pearson Editores. México
Robbins, S. (2000). Comportamiento
Organizacional: Teoría y Práctica. México. Prentice Hall.
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